Un gato narra sus aventuras a lo largo de una semana, la mayoría relacionadas con las presas muertas que consigue en el barrio, una de esas costumbres que los humanos no acabamos de entender.
En la tercera historia, Tufy es capaz de hacer cualquier cosa por mejorar su alimentación durante la semana en la cual Eli y sus papás se van de vacaciones y lo dejan al cuidado del reverendo.
Al ser una narración en primera persona, podemos tener el punto de vista del minino sin filtros, lo cual es tan divertido como sorpresivo: ¿para qué hace lo que hace con el conejo mascota de los vecinos? Misterios gatunos.
De la misma forma, podemos conocer la opinión que tiene la mascota de sus dueños, tanto de Eli, la niña que lo cuida, como de sus padres, quienes al parecer lo tienen a regañadientes.
También somos testigos de las interacciones con otros animales del barrio: los gatos callejeros y sus pláticas a gritos y maullidos.
Una historia divertida no solamente para los amantes de los gatos, sino también para quienes disfrutan con enredos y malentendidos.
Estas lecturas son parte de mi reto de lectura de la colección A la orilla del viento del Fondo de Cultura Económica, los títulos que están en mi estantería de Bookmate.
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