jueves, 24 de marzo de 2011

Motivación II

Estos días he andado como perdida como agobiada, no sé bien a bien cómo definirlo. Un poco de desgano, apatía tal vez. Pero sobre todo nervios por el viaje oficinil: de repente me agobia que algo vaya a salir mal.


Así que he estado pensando en algún proyecto de 30 días, ya que se acerca abril. Voy a buscar alguno o a lo mejor se me ocurre uno a mí misma, algo para venir aquí todos los días y dedicarme estos minutos.



Foto tomada de camino de casa de mi abuela a mi casa, una tarde de sábado, por el Santuario.

viernes, 4 de marzo de 2011

13/30 antes de 30: el proyecto Bruno

Para empezar, algunas fotos:













El objetivo que me propuse para antes de los 30 es mantenerlo vivo y hacerlo crecer. En cuanto a la primera parte, lo he logrado, el problema es la segunda parte. Me explico: ¿qué es lo que yo considero como crecimiento del proyecto? Hay días en que pienso que es una cosa, hay días en que no estoy segura. Por ejemplo, yo creo que crecimiento del proyecto es que más gente lo conozca pero, ¿eso implica que más gente compre? No necesariamente. Me parece que lo primero que necesito es definir si quiero un crecimiento económico o de qué tipo. Afortunadamente me ha ido muy bien con todo y que hay momentos en los que creo que ya no da/doy más.


jueves, 3 de marzo de 2011

4/30 antes de 30: el hábito del ejercicio

Se acabó otro mes y seguí con los ejercicios de la tabla. Hubo más días que falté y confieso que me ganó la desidia y las ganas de quedarme echada tejiendo. Pretextos, por supuesto, tengo muchos, pero con todo y todo creo que fue un buen mes.


Junto con el hábito del ejercicio, vienen los hábitos alimenticios. Cuando iba al gimnasio hubo dos épocas: cuando tenía trabajo y cuando no. En la primera época iba al gimnasio temprano en la mañana, volvía a la casa y prácticamente me dedicaba, en partes iguales, al ocio y a la depresión. Eso pasó durante tres o cuatro meses. Luego conseguí trabajo y toda mi rutina se alteró: ahora iba al gimnasio saliendo del trabajo y extrañaba miserablemente mi clase de kickboxing y la jornada laboral se ma hacía eterna, interminablemente larga. En ambas etapas mis hábitos alimenticios eran diferentes, en la primera no me interesaba mucho la comida, en la segunda, introduje la comida a mi nueva rutina: desayunaba algo antes de salir al trabajo, picaba entre horas, comía en el trabajo, llegaba a mi casa del gimnasio y cenaba tarde, cualquier cosa.


En el inter que no hice ejercicio, después de casarme, mis hábitos alimenticios se fueron al diantre. Comía al mismo ritmo de mi marido pero con resultados diferentes (maldito metabolismo masculino) y como estaba acostumbrada a comer sin remordimientos por el ejercicio, ahí estuvo el problema. En cuatro meses subí tres kilos que me siguieron hasta que decidí retomar el ejercicio para desestresarme más efectivamente.


Con la tabla, además del seguimiento diario de los minutos de ejercicio realizados, también se pesa cada día, como parte de la prueba física con la que se obtiene la estampa diaria. Así que he tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano para no caer en la más abyecta de las depresiones con esa cochina presión diaria: no sólo me "regaña" cuando no voy, sino que si subo más gramos de los que considera "normales" me pregunta por qué y si contesto que no sé dos veces seguidas, me impide elegir esa opción. Por eso, junto con volver a hacer ejercicio estoy tratando de retomar algunos buenos hábitos alimenticios, con resultados disparejos todavía. Deséenme suerte.
La foto del mes: