miércoles, 9 de junio de 2010

¡Cuatro felices meses!

Hoy cumplimos nuestros primero cuatro meses juntos.

lunes, 7 de junio de 2010

Mi primera cita en el IMSS

Ok, tal vez el título está mal, porque técnicamente no hice cita, simplemente llegamos un viernes a las 8 de la mañana porque me estaba quedando afónica.

Así que llegamos, con la esperanza de que me atendieran ese día. Fuimos con la asistente de la doctora y le di mi tarjetón. Lo primero que hizo fue regañarme, que porque no había hecho cita, con dos o tres días de anticipación mínimo. Perdón, hace dos o tres días no sabía que me iba a enfermar. Total que me recibe le tarjetón y me dice que si para las dos de la tarde no me han atendido, me vaya a urgencias. Ok, eso son seis horas, tomamos asiento y a esperar.

Esperamos una hora y me llama para me mida y me pese. Luego me manda a Medicina preventiva, donde recibo "atención especial", como me dijo la enfermera a cargo (¿si es una enfermera?), casi siempre tienen mucha gente pero ese día no y por eso tengo a las tres personas par atenderme. Viva. Si no fuera porque me hacen esos divertidos análisis, todo hubiera estado muy bien, las tres muy amables y simpáticas. Por lo menos no me vacunaron (¿recuerdan la cartilla de la mujer?).

Salgo, le llevo mi tarjetón a la asistente y me siento a esperar. Mi marido se fue a que le hicieran unos análisis (menos divertidos que los que me hicieron a mí), así que estoy sola. Afortunadamente no tan sola, tengo a Jorge Ibargüengoitia en mi bolsa, con sus crónicas de viaje. Muy bueno.

Veo que le hablan al otro enfermo rebelde que osó ir a la clínica sin cita por no haber programado su enfermedad y entonces tengo un momento de esperanza: todavía no son las once, tal vez logre que me atiendan. Sigo leyendo y regresa mi marido, nos ponemos a platicar.

En menos de 10 minutos sale el enfermo rebelde y se va. Entonces la asistente me llama y paso (después de agradecerle, con una sonrisa en mi boca, cómo no). La doctora se ve amable, le cuento mis penas, me revisa la garganta, me receta mil pastillas, un jarabe y una inyección, me pregunta a qué horas trabajo y si necesito un justificante, la asistente me lo trae (justo a tiempo, porque a las once es su hora oficial para el desayuno) y listo, cita terminada.

Ahora hay que ir a la farmacia por los medicamentos. Me dijo que fuera a urgencias a que me pusieran la inyección, supusimos que primero debíamos ir a la farmacia por la sustancia a inyectar. Allá vamos. Una fila enooorme. Nos formamos. Avanzamos a paso de tortuga, hace calor, no hay sillas desocupadas, hace calor. Mi marido amablemente va a la tienda por una bebida. Regresa. Bebemos. Avanzamos a paso de tortuga. Finalmente llegamos a la ventanilla y nos dicen que la inyección la tienen en urgencias. Viva. Nos dan el resto de los medicamentos y salimos felices.

Llegamos a urgencias, le muestro mi receta, me mandan"allá al fondo". Llego y no es "tan al fondo". Me disculpo, llego con la enfermera indicada, le doy la receta, me pide que me recueste, me empieza a hacer plática y listo, inyección puesta. Salgo caminando y adolorida de la pompa, un poco de la pierna. Parece que sobreviviré.

El registro en el IMSS II

Cuando volvimos al IMSS para que mi marido se diera de alta y me diera de alta como su cónyuge volvimos a pasar por el mismo interrogatorio: ¿dónde viven? ¿entre qué calles? Déjenme ir a ver el mapita. Ahora no sólo la persona encargada fue a ver el mapita, sino que le habló no a uno ni a dos, sino a tres de sus colegas para que fueran a ayudarle a ubicar nuestro domicilio. Obviamente la fila crecía a nuestras espalda y podíamos sentir las miradas de la gente, odiándonos por tomar tanto de SU tiempo. Finalmente volvió y nos dijo que sí, nos correspondía esa clínica, pero que no lo tenían registrado y que el error era de ellos y no de la clínica a la que fuimos en primer lugar. ¡Una funcionaria que reconoce un error en el sistema! Sorpresa.

Empieza el registro y se pregunta por el número de clave que nos correspondía, me pregunta si llevo mi tarjetón, se lo enseño para que la copie, se da cuenta de un error en mi registro (que ni mi marido ni yo habíamos notado) ¡y se ofrece a corregirlo! Definitivamente esa chica no era una funcionaria de las que estamos a costumbrados a recibir el trato. Nos dice que no me va a dar tarjetón para que no tenga doble, pero que ya estoy registrada como cónyuge de mi marido.

La primera funcionaria amable que nos toca en los millones de trámites que hemos hecho. Gracias.

El registro en el IMSS

Un buen día decidimos ir al IMSS para darnos de alta a la clínica que nos toca por el nuevo domicilio. Primero, ¿cómo se supone que sabe uno la clínica que le corresponde? Cuando vivía con mi mamá lo sabía porque había ido a la misma toda mi vida y estaba muy cerca de la casa. Pero ¿y ahora? Fuimos a la que según nosotros nos correspondía: salimos temprano de la casa, con la firme intención de ahorrarnos filas interminables de personas. Sorpresivamente no había mucha gente, sólo esperamos unos minutos y cuando llegamos a la ventanilla y nos preguntaron qué trámite íbamos a hacer, le dimos la dirección y fue a buscar en su mapita. Y resultó que no, que no nos tocaba ahí, sino en el Centro Médico. Sí a donde van miles de personas cada día. Viva.

Así que salimos, caminamos a la avenida, tomamos el camión y llegamos relativamente fácil. Entramos, nos formamos y esperamos. Cuando llegamos a la ventanilla y les decimos que nos queremos registrar, nos pregunta entre qué calles vivimos, le contestamos y nos dice que nos toca la otra clínica. Sí, la misma de la que nos mandaron para allá. Le explicamos y se va a ver su mapita. Lo consulta y finalmente acepta darnos de alta.

Para darse de alta en el IMSS es necesario llevar la famosa hoja rosa o algún documento oficial en donde aparezca el número de registro, un comprobante de domicilio y una identificación. El pequeño detalle está en que el comprobante de domicilio debe estar a nombre del asegurado o de su cónyuge. Si no se tiene ningún comprobante de domicilio a nombre de alguno de los dos, entonces se debe llevar una carta patronal donde se confirme el domicilio.

Ahí estábamos, yo con mi carta patronal, pero mi marido no, así que decidimos que yo lo registraría como mi cónyuge y después haríamos lo mismo con él. Hacemos el trámite y voilá. Ahora vamos a tramitar la credencial nueva del IMSS.

Para tramitarla es necesario llevar en original una identificación, un comprobante de domicilio, un acta de nacimiento y la CURP. En primer lugar: ¿no se supone que el objetivo de tramitar la CURP es NO tener que cargar con millones de documentos, como el acta de nacimiento, porque en ese numerito ya está codificada toda la información? Misterios de la burocracia. Por lo menos el acta no es necesario que sea reciente.

Ahora, la credencial del IMSS y el trámite de darse de alta, en teoría, sucede en la misma institución, ¿no? Si están pidiendo un mismo documento (el comprobante de domicilio), ¿ no deberían solicitar las mismas características? No, no es así. Mientras que para el alta en la clínica piden que el documento esté a nombre del asegurado o de su cónyuge, para el trámite de la credencial eso les tiene sin cuidado. Así que mi marido pudo obtener su credencial, pero no darse de alta. Misterios de la burocracia.