Se trata de una historia en el espacio, donde los mundos están unidos a la Legión aunque no todos estén conformes con ello. La narración aparece bajo dos puntos de vista: por un lado Zan, una soldado cuya misión de ir al mundo Mokshi ha fracasado en numerosas ocasiones provocando que pierda la memoria y por otro lado Jayd, hija de Lord Anat Katazyrna gobernante de su mundo, quien quiere salvarlo de otra manera que como planea su madre.
Al inicio me costó mucho trabajo entender la trama, pues la conocemos a través de los ojos de Zan quien no recuerda qué hizo ni para qué y cuando ella empieza a entender, yo seguía en las mismas. Ya para los últimos capítulos, cuando se hace un recuento de lo hecho por las protagonistas, por fin lo entendí.
Mi personaje favorito es Zan, pues a pesar de que no recuerda su objetivo, sabe que es necesario hacer lo posible por la mujer que ama. Debe hacer un viaje tanto geográfico como espiritual y en ese camino descubrirá que algunas de sus intenciones han cambiado. Las mujeres que la acompañan en este recorrido le darán la oportunidad de ver y valorar a todas las formas de vida de su universo.
La manera en la que se aborda la maternidad es una comparación de cómo la sociedad espera que las mujeres den a luz lo que se necesita, dejando de lado su individualidad y pensar en el "bien común". A tal grado llega esta pérdida del ser, que se pueden intercambiar los úteros y dar a luz a cosas y bebés, a mundos y objetos para la sobrevivencia del mismo.
El hecho de que los mundos sean seres vivos y necesiten de sus pobladoras para seguir con vida me gustó y me dio miedo al mismo tiempo: la relación que hay entre ellos puede ser muy positiva pero al mismo tiempo es un riesgo.
Una historia sobre conocerse a sí mismo y sobre la sociedad en la que se vive y cómo poder ayudarla.
Esta lectura es parte de la dinámica de lectura Insolente bingo violeta organizado por Stiby y Kami.
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