En el caso de este libro, conocemos la historia de Roxane, desde que es pequeña hasta la actualidad y la acompañamos en diferentes momentos relevantes de su vida, así como en el proceso de engordar. No se trata de una defensa de la gordura, sino de una explicación de su situación para entender que el sobrepeso no es una cuestión simple.
Luego de los primeros capítulos centrados en su historia de vida, empieza la parte de los ensayos: la autora ve a través de su experiencia su entorno y nos hace ver a nosotros como lectores esos detalles que parecen pequeños pero que para las personas con diferentes circunstancias pueden hacer toda la diferencia. Más allá del espacio en los asientos del avión o de la velocidad a la que se camina por la calle, nos muestra esas miradas hacia el cuerpo del otro, el juicio que hacemos sin tener ningún derecho y cómo eso influye en ella: "Siento que la gente se me queda mirando y que me juzga por tener un cuerpo indisciplinado que transpira de un modo tan impúdico."
También trata de cómo la sociedad ha abordado el tema de la obesidad a través de reality shows en los cuales el objetivo no solamente es perder peso sino hacer un espectáculo del proceso de los participantes, con resultados dispares ya que "el estar delgado es un valor social": sin importar el cómo se engordó ni el cómo se adelgazó, lo importante es caber en el estereotipo del cuerpo "normal" de la actualidad.
Finalmente nos damos cuenta junto con ella de que el hambre no es solamente una sensación sino también un sentimiento: "Sé que el hambre está en la cabeza y en el cuerpo y en el corazón y en el alma".
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