En esta novela conocemos a Cristina, una puberta que está viviendo su primer amor con Roy, un puberto que era su vecino, se dejaron de ver y al reencontrarse tuvieron un flechazo. Todo parece ir sobre ruedas con su enamoramiento, hasta que una tarde de lluvia todo cambia. No me gustaría contar ese evento y las consecuencias que tiene pero valga decir que odié el final, no solamente porque es abierto sino porque al no tener una conclusión como tal, se evita la solución del problema de Roy y Cristina, dejando al lector a la deriva.
Mi personaje favorito fue la abuelita Florencia, una señora con pocas habilidades culinarias pero un gran amor por su familia, en especial por Cristina. Se vuelve su apoyo cuando empieza a salir con Roy y demuestra su cariño y preocupación a pesar de los arrebatos de enojo de la puberta.
Otro personaje que me gustó mucho fue Mara, la mejor amiga de Cristina, quien la ayuda, la apoya y se vuelve su cómplice en las diferentes circunstancias que debe atravesar la protagonista. A pesar de que me pareció forzada a ratos su forma de hablar, considero un buen ejemplo del modo de hablar de algunos de los pubertos.
De los protagonistas poco puedo decir sin revelar el conflicto principal del libro pero baste decir que hubo momentos en los que quise tomar el libro y golpearles la cabeza, para que reaccionaran.
En cuanto al resto de los adultos, los papás de Roy brillan por su ausencia, mientras que los de Cristina hacen su mejor esfuerzo por educar bien a sus tres hijos, si bien no siempre toman las mejores decisiones.
Una novela recomendable para los pubertos y para quienes de alguna manera tratamos con ellos, para conocerlos un poco más y empatizar con ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario