Creo que es el libro más perturbador que he leído en mucho tiempo y por eso no sé si lo recomendaría: el nivel de violencia física y psicológica que se describe puede molestar e indignar casi desde las primeras páginas.
Mari es una chica que vive en con su madre en una ciudad con playa donde administran un hotel. Después de la muerte de los abuelos y de su padre, viven solas y con ayuda de una mujer se encargan de la limpieza, así como de la alimentación de los huéspedes.
La protagonista parece estar a la expectativa de que algo sorprendente suceda y cuando se encuentra con el traductor, su vida cambiará por completo. El sujeto tiene dos facetas muy diferentes: por una parte está el aspecto que ve la mayoría de las personas: un solitario, arisco y enigmático sujeto que vive en una isla dedicada exclusivamente al turismo; por otra parte los instintos que expresa a solas con Mari, sexuales, violentos y egoístas.
Además de la relación de poder que tiene Mari con el traductor, su relación con su propia madre es, por decir lo mínimo, complicada: a veces pareciera que se preocupa más por el hotel y sus inquilinos que por su hija.
Una historia que debe leerse con precaución por toda la violencia narrada.
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