En esta tercera novela de la serie Patternmaster la relación con las dos primeras es, por decir lo menos, difusa. Mientras que las dos primeras están cerca en el tiempo (tan cerca como se puede estar al tener protagonistas inmortales) en esta historia se da un salto temporal y en personajes que no nos deja prácticamente con ninguno de los originales.
Empezamos la historia con un padre y sus dos hijas gemelas en un viaje por la carretera. Son interceptados por dos hombres que los llevan a un rancho en medio de la nada. Descubrirán que los seres que viven ahí tienen ya poco de humanos pues están infectados con un ente que llegó en uno de los astronautas que viajaron en Clay's Ark. Y ahí está la conexión con los otros dos volúmenes de la serie: la nave estaba propulsada por los poderes psicoquinéticos de Clay y sus herederos. No nos queda claro si Clay está vivo, si sigue en contacto con el Pattern al que pertenece Seth su hermano, no sabemos nada de Mary ni de ninguno de los miembros de la primera familia.
Haciendo a un lado el hecho de que, para mi gusto, no debería formar parte de la serie, es una historia perturbadora: los humanos de la comunidad y sus descendientes deben convivir y cuidarse entre sí a pesar de las diferencias no solamente físicas sino de conciencia. Los hijos son más gatunos que humanos, comen carne cruda, huelen a las personas para ubicarlas, no comprenden del todo a sus padres. A pesar de eso, los adultos de la comunidad deciden seguir reproduciéndose, pues una vez que están infectados, desarrollan también habilidades más que humanas.
El objetivo de Eli, el líder de la comunidad, es tener más personas para reproducirse pero sin provocar que la infección se salga de control: al salir usan guantes para no tocar e infectar a los demás y no permiten que salgan los habitantes. Saben que si se esparce, será mortal para los seres humanos. Sin embargo, esto no justifica los métodos que utilizan y mucho menos las acciones que realizan, en ese sentido sí son herederos de Doro, pues buscan reproducirse lo más posible en el menor tiempo.
La narración se divide en dos momentos: el pasado en el cual Eli regresa a la Tierra ya infectado y el presente en el cual Eli busca crecer la comunidad. En el presente también tenemos la perspectiva de Balke y sus hijas, Rane y Keira, cada uno con sus reservas acerca de la situación que están viviendo. Como dato curioso, la trama está situada en el año 2021.
Una historia confusa a ratos, que provoca miedo y cuyos personajes son muy extraños.
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