Édgar es un puberto quien vive el día más feliz y el día más triste al mismo tiempo. Para lidiar con esas emociones, sale a correr y a pensar y nosotros lo acompañamos en esa travesía.
Me gustó mucho la manera de narrar: seguimos el tren de pensamiento del protagonista, a veces máss rápido, a veces más lento, a veces con coherencia, a veces sin ella. Sin duda este recurso nos permite adentrarnos en su experiencia y compartir esa tristeza y esa alegría.
Mi personaje favorito es Joana, la chica que le gusta a Édgar, pues no solamente aparece como el simple interés amoroso sino que también la conocemos un poco y es quien le ayuda a Édgar con la mala noticia que recibe.
Ana Pessoa, la autora, logra capturar el modo de actuar y de pensar de un puberto: impulsivo e irreflexivo pero también noble y amistoso.
Por su parte Bernardo P. Carvalho complementa la historia y la carrera de Édgar con colores brillantes y escenas indispensables de lo que va sucediendo.
Una historia del primer amor y del amor fraternal, familiar, que a veces no se sabe cómo expresar.
"Tú y yo somos el espacio y estamos en todas partes y lo que yo siento por ti es mucho más grande que este edificio, lo que siento por ti es real, es un sustantivo abstracto y está vivo".
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