El velo de Helena

María García Esperón tiene un gran talento para recrear las historias de la mitología clásica: nos acerca a los personajes y podemos ver a través de sus ojos. En Dido para Eneas nos llevó a Cartago, ahora en esta novela nos llevará a Troya.

Si bien conocía mucho más esta historia que la de Dido, no dejó de sorprenderme los matices que le da, los detalles que convierten a esos seres mitológicos en personajes con lo que se puede identificar el lector.

Uno de los elementos que la autora maneja con acierto es el papel de los dioses en la vida de los mortales: son simplemente piezas de su juego, que son movidas a placer, sin pensar en las consecuencias: "Y que el destino es un tapiz tejido con los hilos de la vida, del amor y de la muerte."

A Helena la vemos vulnerable y frágil no como en otros textos en los cuales es altiva, aquí nos acercamos al sufrimiento que vive al no poder alejarse de su destino: "El amor era la más hermosa joya, el más precioso regalo. Y yo no lo tenía."

Fue complicado para mí leer "La Ilíada", por eso agradezco estos textos que nos permiten acercarnos a los personajes de tal manera que provocan el deseo de saber más y más de ellos.

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