martes, 5 de mayo de 2020

3934 kilómetros

La historia de la Gata es, lamentablemente, la de muchos niños de nuestro continente: las circunstancias los llevan a emprender un recorrido desde su lugar de origen hacia los Estados Unidos y en esa travesía abrirán los ojos a una realidad que quisiéramos que no existiera.

Empezamos la historia en El Salvador donde la Gata vive con su abuela. Su vida transcurre con toda la normalidad que puede haber en un lugar donde la violencia es cosa de todos los días. Sin embargo, una serie de hechos la llevan a dejar su lugar de origen y emprender un viaje del que no sabe nada a ciencia cierta.

En este viaje acompañan a la Gata dos mujeres que serán esa familia que tanto le hace falta. Por un lado esta Di, una chica irlandesa cuyos padres, cual si estuviéramos en el siglo XVIII, la ingresan en un convento luego de un par de actos que ellos reprueban; se hará cómplice de la Gata y serán confidentes. Por otro lado está Xóchitl, una bailarina a quien conocen al pie de la carretera y quien les ayudará sin otro motivo que el de ser hermanas: hermanas ante las injusticias y ante el mundo que no entienden.

El corazón se me apachurraba a cada rato mientras leía y a mismo tiempo pensaba que siempre hay persona como Di o Xóchitl que puede y quiere apoyar a quien más lo necesita.

Y el final, ay ese final. No quiero arruinar las futuras lecturas pero solamente quiero decir que necesito más historias protagonizadas por la Gata.

Esta novela escrita por Juan Carlos Quezadas ganó el Premio Hispanoamericano Castillo de Literatura Infantil y Juvenil 2019 convocado por Ediciones Castillo.

Acá una entrevista con el autor acerca de la novela.


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