Se trata de la historia de un chico cuya gran pasión es el baile: al mismo tiempo que lo atrae y le da satisfacciones también le da miedos e inseguridades. Además de las vicisitudes propias de la adolescencia, también debe luchar con su cuerpo: lo moldea para lograr las piruetas y los pasos de baile pero se rebela al crecer.
La relación con el padre es uno de los temas que más me conmueven: por un lado el deseo de complacerlo para ganar su cariño y por el otro la rebeldía de la edad y las ganas de hacer lo que quiere.
Me gustó mucho que la autora incluyera pasajes acerca del bailarín Nijinsky pues de esa manera podemos ver una especie de espejo del protagonista.
Una historia sobre la identidad, sobre crecer y encontrar el camino propio.
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