lunes, 22 de octubre de 2018

No sin mi bicicleta

En la ciudad donde vivo por lo menos una vez al año hay o amenaza o huelga de choferes de camiones de transporte urbano. Para mí que vivo a más de media hora en camión de mi lugar de trabajo, es un gran problema. Si a eso le sumamos que hasta hace unos meses mi único medio de locomoción propio eran únicamente mis piernas, se vuelve un gran problema.

Hace un par de meses decidí perderle el miedo a la bicicleta y por fin domarla. Me ha costado y necesito muchísima más práctica pero creo que, en caso de necesidad, puede convertirse en un medio de transporte.

Por eso cuando vi este libro me interesó su contenido. Si bien está orientado a la realidad de Anna Brones, en otro continente, hay cosas que sí se pueden identificar en mi ciudad. Para lo que no se pudo encontrar, existen diferentes colectivos en mi ciudad, en especial FemiBici: un grupo de chicas que enseñan a andar en bicicleta, hacen recorridos para ir conociendo la ciudad y organizan eventos para crear conciencia sobre la movilidad en la ciudad.

Una lectura de referencia que será útil para quien deseé usar la bicicleta ya sea como recreación o como transporte cotidiano.


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