Aunque no estaba segura por su extensión, pensé que no iba a leerlo a gusto al pensar que tenía otras lecturas programadas para el mes, pero no sucedió así. Lo empecé a leer y no cabía en mi de la indignación por la forma en que trataban a Faith simplemente por ser niña y no niño como su hermanito Howard. En esos primeros capítulos me recordó a Balún Canán, cuando la protagonista cuenta cómo toda la atención es para Mario. También porque se trata de una época pasada, en este caso a finales del siglo XIX, cuando tenía poco tiempo de haber sido publicado el libro "El origen de las especies" de Charles Darwin.
La indignación nunca se me quitó pero sí aparecieron más atractivos en el la historia: el papá de Faith es un naturalista, es decir, un investigador tanto de plantas y animales actuales como de restos fósiles. Al inicio de la historia salen de su ciudad natal para dirigirse a un pueblito de la costa porque ha recibido una invitación a participar en una muy importante excavación. Sin embargo, Faith empieza a sospechar y va uniendo cabos que la llevan a darse cuenta de que más bien salieron huyendo por un escándalo publicado en los periódicos. Dicho escándalo llega un par de días después que ellos y tiene consecuencias desagradables no sólo en el trato y la reputación de su padre sino también para toda la familia.
Poco a poco nos vamos enterando del motivo del escándalo, lo conocido por los medios y lo que ocultaba el padre en sus cuadernos de notas, que llegan a las manos de Faith debido a una serie de circunstancias que prefiero no revelar, para que las lean y se sorprendan tanto como yo. Ella decide continuar con las investigaciones de su padre, primero para tratar de limpiar su buen nombre y luego porque la curiosidad le gana.
Me gustó mucho cómo la imagen que tiene Faith de su papá va evolucionando y al mismo tiempo ella va madurando: pasa de ser una simple espectadora a actuar por su cuenta para llegar a la resolución del misterio. No se deja vencer por los malos tratos, por los menosprecios que recibe ni por la discriminación por ser mujer: sigue su objetivo hasta que lo logra.
En cuanto a los adultos, destaca por su sarta de comentarios discriminatorios el médico del pueblo, quien cree firmemente que las mujeres tienen un cráneo más pequeño y por ende un cerebro más pequeño lo cual les impide comprender algunas ideas y que los hombre sí pueden. Una escena que me gustó mucho fue cuando Faith le permite tomar las medidas de su cabeza y el médico se sorprende al notar que no concuerda con sus expectativas y en lugar de reconocer su error, le dice que debe ser una herencia de su padre y nada más.
El papá es un hombre lleno de dudas existenciales que lo van embargando hasta hacer a un lado tanto su familia como su carrera profesional con tal de disiparlas: lo vamos conociendo al mismo tiempo que Faith hace sus descubrimientos y se van notando sus conflictos. La mamá por su parte, al principio parece frívola pero también la vamos conociendo y nos damos cuenta de que es su mecanismo para navegar en esa época en la que las mujeres eran poco más que un adorno más en la casa. En el final tiene una escena conmovedora con su hija.
Me encantó la historia que le da título: el árbol de las mentiras le da un toque de realismo mágico a la historia, toque que de ningún modo demerita la obra, por el contrario, nos permite tener un contraste entre la realidad tal como era en la época y las creencias que también existían en ese momento.
Me parece una lectura muy recomendable para los pubertos, quizá se sientan (como yo) intimidados por su extensión pero estoy segura de que una vez que se adentren en la historia, querrán terminarla.
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