Leí dos volúmenes de cuentos de Mariana Enríquez y me causaron miedo: no ese miedo de sobresaltos o asesinatos con litros de sangre, sino un miedo más real, como si lo que contó pudiera pasar en cualquier momento, en cualquier lugar. Obviamente me quedaba inquieta después de leerla, pero era ese tipo de inquietud que da ganas de leer más de la autora.
Con esta novela ganó el Premio Herralde convocado por la Editorial Anagrama en 2019. A grandes rasgos, es la historia de un padre y su hijo y cómo el primero quiere una vida mejor para el segundo. Sin embargo, es mucho pero mucho más que eso.
Me gustó cómo combina no solamente tipos de narradores sino formas de narrar: crónicas, artículos, narraciones, reportajes, noticias. Cada uno de estos recursos logra que el texto se lea como un rompecabezas que vamos armando poco a poco, casi sin sentirlo y cuando nos detenemos, nos damos cuenta de que la situación es mucho más grave de lo que parecía en un principio.
Juan es el padre de Gaspar: tiene una condición médica cardiaca que le ha supuesto muchas operaciones. Uno de los médicos que lo atendió lo "adopta" y por eso desde niño fue separado de su familia. El médico se lo queda porque ha descubierto que tiene la capacidad de comunicarse con la Oscuridad: es un médium para la Orden en la que milita él y toda su familia y necesitan a Juan para lograr el fin máximo: vivir para siempre.
Gaspar crece solamente con su padre, quien es irascible y violento. La comunicación entre ellos es deficiente la mayor parte del tiempo pero hay instantes en los que parece que son uno mismo (en más de un sentido) y se identifica el uno con el otro. Junto con Gaspar iremos descubriendo algunos de los secretos de su padre y veremos cómo a veces el destino juega con los seres humanos.
La madre de Gaspar, Rosario, también tiene muchos secretos y cuando sabemos cómo sucedió su historia de amor con Juan muchas cosas cobran sentido. Es una mujer fuerte pero no lo suficiente para escapar ni del destino ni de la Orden.
Mis personajes favoritos fueron los amigos de Gaspar: Vicky y Pablo. se conocen en la infancia y van creciendo juntos, comparten incluso uno de los eventos más desconcertantes y terroríficos de la novela y eso, en lugar de separarlos, los une de forma que ninguno de ellos sospecha.
Mientras se va leyendo esta historia, vamos entrando en un mundo en el que casi todo es posible: cuando Juan es el narrador nos agobiamos con él, cuando es Gaspar nos enojamos con él: a pesar de ser personajes violentos se nos explica el por qué y llegamos a simpatizar con ellos.
En cuanto a los miembros de la Orden, todos brillan por su crueldad y su egoísmo aunque cada uno de ellos lo demuestre de diferentes maneras: es por eso que se desenlace es lo único que me pareció justo de toda la historia.
No me gustó que hicieran falta muchas explicaciones y el final de Gaspar necesita más felicidad. De todas maneras es una novela que recomiendo para quienes tengan estómago no solamente para hechos sangrientos sino también para las injusticias y los temores cotidianos.
Para el reto de lectura Voces femeninas que organiza Babelio este libro cumple con la consigna: libro de más de 600 páginas.
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