Cuando uno empieza a leer esta novela, piensa que será solamente acerca de la vida sexual de la protagonista. Pero es nada más la capa que cubre los temas más densos que trata: la culpa del sobreviviente, el miedo a no ser suficiente, la difícil relación con su madre.
Elizabeth es una mujer que vive con su esposa, su hija y la hija de su esposo. Aparentemente tiene la vida resuelta: su esposo tiene suficiente dinero para que no se preocupen del día a día, su hija y su hijastro son saludables. Sin embargo la relación con su propia familia es, por decir lo menos, caótica. Luego de un trágico accidente la relación con su madre se fracturó y no ha sido posible volver a reconectar con ella.
Seguimos a Elizabeth en su vida cotidiana, en las actividades que le dan tranquilidad y que la atemorizan, en esos detalles que la hacen ser ella misma. Las partes en las que habla de sexo son solamente para, como la protagonista, dejar de pensar en esa serie de temas que la agobian, para hacer a un lado todas sus preocupaciones pues considera que: "Siempre tengo la sensación de que la depresión es la emoción más adecuada para este mundo".
Una novela que es más de lo que aparenta, que muestra a una persona vulnerable que no quiere ser vista así.
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