Esta historia se desarrolla en una sociedad en la que las mujeres se han ido diseñando por medio de la elección de los "ejemplares más mansos", tal como se hizo con los perros. Así, tenemos dos tipos de mujeres: las eloi, sumisas y obedientes, un poco tontas y sin iniciativa más que para los chismes; y las morlock, independientes, con pensamientos propios, inteligentes, con ánimos de tener una vida más allá de la reproducción. A las primeras se les dan todas las facilidades para que consigan marido y tengan hijos, mientras que las segundas son marginadas.
Así tenemos a Vera/Vanna y su hermana Manna: la segunda es todo lo que espera la sociedad: desde niñas les hacen pruebas para clasificarlas y será gracias a su hermana que Vanna podrá copiar las actitudes correctas y ocultar las incorrectas. Cuando crecen y salen al mundo Manna encontrará un hombre para casarse mientras que Vanna intentará que no la descubran.
En esta sociedad además de las drogas sintéticas está prohibida la capsaicina, una sustancia que se encuentra en los chiles (llamados guindillas en todo el libro). Vanna se hará adicta y se aliará con Jare para traficarla y más tarde producirla.
La historia se cuenta a través de la cartas que Vanna le dirige a su hermana, relatos de Jare y extractos de los documentos que rigen a esa sociedad. Son estos documentos a través de los cuales se narra esa "domesticación" de las mujeres y la selección para la reproducción.
Cada que iba leyendo sobre el proceso al que se vieron sometidas las mujeres, más me iba enojando: sobre todo por lo posible que parece que todo eso se pueda convertir en una realidad. Me dejó pensando en cómo desde hace años y hasta la actualidad el rol de la mujer en la sociedad es similar y cómo es nuestro deber que eso cambie, antes de que sea demasiado tarde.
Una distopía que parece muy posible en la vida como la conocemos, que da miedo al leerla y que da un poco de esperanza con el desenlace.
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