Esta segunda novela que tiene como protagonistas a Tully y a Kate no se puede considerar tal cual una segunda parte porque si bien se cuentan hechos que suceden después del final de El baile de las luciérnagas, también se retoman muchas acciones previas desde diferentes perspectivas. Así, conoceremos más a fondo a algunos personajes.
Tenemos por un lado a la familia de Tully: a través de la historia de su madre, Dorothy/Cloud, nos enteramos de hechos horribles de su pasado, cómo era su relación con sus propios padres, cómo conoció al padre de Tully y por qué actuaba como lo hizo con su hija; además de su recuperación de sus adicciones y el encontrar de nuevo su camino en la vida. Me gustó mucho saber todo esto, pues así nos damos cuenta junto con Tully de que las acciones de su madre tenían una justificación y al comprenderla, es más fácil sentirse mejor consigo misma.
Por el otro lado está la familia de Kate: después del desenlace de la primera novela, parece que Jhonny no está capacitado para cuidar a sus hijos, en especial a Marah, quien pasa de ser una puberta rebelde a ser una joven descarriada y sin amor propio. También la acompañaremos en su travesía necesaria para valorar a su familia y las oportunidades que tiene en su vida.
En cuanto a Tully, en esta novela es el eje alrededor del cual giran el resto de los personajes: su situación les provoca a todos salir de su zona de confort y enfrentarse tanto a sí mismos cómo a la mejor forma de ayudarla. Sus momentos con Kate no me convencieron del todo, me parecen las partes menos interesantes del libro, una forma poco convencional de traer de vuelta la relación de amistad entre las dos chicas.
Sin embargo, es una historia que disfruté mucho, en la cual sufrí con los personajes y cuyo final me dejó satisfecha.
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