Si en las novelas de Virginia Woolf encontramos reflexiones que se quedan presentes en la mente mucho tiempo después de la lectura, en el caso de sus ensayos esto sucede mucho más. Y si le sumamos que el tema es muy cercano al momento presente de nuestra vida, pareciera no solamente que estamos platicando con ella sino que traduce lo que sentimos en una forma precisa.
En este breve ensayo encontramos las consideraciones de la autora acerca de la enfermedad, no desde el punto de vista de la ciencia ni mucho menos como una serie de síntomas sino como una nueva perspectiva ante la cual enfrentar la vida en general y la lectura en particular. Sorprende leer cómo propone que es posible realizar un acercamiento más lúcido a las obras clásicas desde un cuerpo enfermo que desde uno sano, no por las capacidades intelectuales sino precisamente porque se dejan de lado.
Este volumen se complementa con el texto "Notas desde las habitaciones de los enfermos" escrito por Julia Stephen, la madre de Virginia, y publicado en 1883. En él se ve la otra cara de la moneda: cómo los cuidadores se acercan a la enfermedad y a los enfermos: una mezcla entre guía de cuidados con recomendaciones y reflexiones.
Un libro que me llegó justo en el momento de atravesar una enfermedad y me hizo apreciarla desde otra perspectiva.
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