Veronica Clarke es en apariencia la chica perfecta, de esas personas que recordarán la preparatoria con cariño: tiene las mejores calificaciones, el novio más guapo y popular, un grupo de amigas que la apoyan y ha sido aceptada en la universidad de sus sueños. Todo eso va a cambiar cuando la prueba de embarazo dé positivo.
A primera vista la protagonista puede chocarle a muchas personas, sin embargo, conforme avanza la historia nos vamos dando cuenta de que en su interior suceden muchas más cosas de las que se ven a simple vista.
Mención aparte merece el novio: un sujeto inseguro, celoso y con iniciativa, pero no para hacer el bien ni para buscar el bienestar de quien dice amar, sino solamente el suyo, es egoísta y obtuso, no entiende de razones hasta que las cosas le explotan en la cara.
Bailey es mi personaje favorito: comprendemos el por qué de su fachada ante el mundo, la acompañamos también a un viaje necesario y doloroso pero que la llevará no solamente a reencontrarse consigo misma sino también con su mejor amiga.
Una historia sobre la amistad, sobre el amor propio y sobre dejar de preocuparse por el qué dirán.
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