La espiral de los caracoles

Carolina es una niña que vive solamente con su papá: Luis un ingeniero experto en robots. En el jardín tienen como mascotas a los caracoles: les dan lechuga y les ponen nombre a cada uno. Su vida es tranquila hasta que un día el papá llega con un aroma extraño y a partir de ahí las cosas se irán saliendo de control.

Me gustó que no fue lo que me esperaba: una historia de aceptar a una nueva persona en la familia sino de apreciar lo que se tiene y no jugar con los robots si no se saben bien las consecuencias.

El mejor amigo de Carolina es Diego y con su familia pasa mucho tiempo debido al trabajo de su papá. Diego trata en un momento de ser la voz de la razón para Carolina pero ella no se lo permite. Así, tendrá una situación que resolver, además del extraño aroma que trae se papá a casa.

Mi personaje favorito es Diego: un niño que trata de ver las cosas como son, que tiene dudas pero siempre pone en primer lugar el bienestar de su amiga.

En cuanto a los adultos, los papás de Diego son amables y se preocupan por ella, mientras que su propio padre hace su mejor esfuerzo para criarla solo: pasa tiempo con ella, la lleva al parque y le cuenta la historia de los caracoles.

Una historia sobre querer evitar los cambios, sobre aceptarlos y sobre todo, sobre el amor de un papá a su hija.

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