Me acerqué a la historia sin saber nada de nada, solamente que la habían elegido para el maratón de lectura y que la portada se veía bonita. Como el nombre no podía identificarlo, antes de ponerme a leer investigué si era hombre o mujer y fue todo.
Me gustó la novela aunque por un momento, cerca del desenlace, temí que fuera a ser el inicio de una saga, pero no, el capítulo final cierra muy bien la trama.
Se trata de la historia de Mari una chica que vive en una aldea de las montañas junto con su mamá. Son parte del grupo llamado "Animal Wife": tienen el poder de cambiar de forma y su propósito en la vida es casarse con hombres ricos para luego robarles su fortuna y volver a la aldea, de esa manera van sobreviviendo todas juntas. Si dan a luz a un niño, lo mandan en una cesta en el río y ellas solamente se quedan con las niñas para seguir educándolas igual. Sin embargo Mari no es tan bella como las demás y por eso su madre la entrena para participar en la selección de la emperatriz: cuando el joven príncipe llega a la edad casadera, muchachas de todo el reino llegan para competir en las 4 estaciones: la ganadora se casará y con el príncipe y eventualmente será la emperatriz.
Mari es un personaje complejo aunque a simple vista no lo parezca: siempre ha sido denigrada por no poder cumplir con los estándares de belleza y el hecho de tener que participar en una lucha a muerte para obtener un premio y luego robarlo, va más allá de sus deseos.
Taro, el príncipe, también es más de lo que aparenta: no parece tener interés por la competencia mucho menos en casarse ni en gobernar pero al conocer a Mari de manera azarosa, sus ideas cambiarán.
Akira, el mejor amigo de Mari, la seguirá cuando salga de la aldea y él mismo deberá enfrentar sus miedos para convertirse en lo que desea ser.
Me gustó la manera de combinar historias japonesas en la historia, los personajes que pueden cambiar de forma y por eso son temidos y sometidos, el amor de Tami, la madre de Mari.
También me gustó que a pesar de estar dirigida a un público juvenil no tiene los clichés propios: no hay un triángulo amoroso, no hay un amor instantáneo y sobre todo, el final es agridulce.
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