Se trata, como el título lo indica, de una casa embrujada en la cual viven diversos tipos de fantasmas. Albertina "Tina" buscará comunicarse con ellos a través de un espejo pero no sabe en qué se está metiendo. Debo confesar que me costó entrar en la historia, el planteamiento me pareció muy extenso pero después del primer tercio de las páginas, mejoró bastante.
Mi personaje favorito fueron dos: Tina del lado de los vivos y Mario del lado de los fantasmas. Tina es una puberta que quiere volver a ver a su papá. Mario es un niño que sufrió de bullying y por eso se suicidó: se ha quedado como fantasma hasta que resuelva alguno asuntos, uno de los cuales fue una gran sorpresa en la última parte de la historia.
En cuanto a los adultos, del lado de los vivos la mamá de Tina es un caso especial porque defiende su punto de vista de todos; del lado de los fantasmas Arminda es una mujer que quería vivir a su manera en una época en la que eso era mal visto.
El desenlace me pareció muy apresurado: en un capítulo corto se resuelven todos los conflictos con el recurso del paso del tiempo: me hubiera gustado que se desarrollara más cómo cada asunto se fue resolviendo.
Una historia recomendable para quienes gusten de los fantasmas, de los misterios y de la amistad más allá de las fronteras.
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