miércoles, 30 de enero de 2013
Día 520
Si hay algo que me molesta muchísimo, es la impuntualidad. Y en el gimnasio se pintan solos en ese rubro: todas, absolutamente todas las clases empiezan tarde. La justificación de uno de los instructores es que hay que esperar a que lleguen más personas, pero si siempre empieza tarde, nadie se va a to mar la molestia de llegar a tiempo, además que siempre hay quienes llegan a la mitad de la clase y tan frescos. Hoy no fue la excepción y aunque salí tarde de mi casa y pensé que me iba a perder el calentamiento, ¡no! Ni siquiera había llegado la instructora. Lo peor es que hay que esperar y mientras, ¿qué? No sé si irme a otra clase o qué, así que me subí a la elíptica crossover y quemé 30 calorías en la espera. La clase estuvo bien, pero ese detalle me predispuso y me costó entrar de lleno al ritmo y fue hasta después del calentamiento que empecé a estar bien concentrada. No me quedé a la siguiente clase, pero vi que sí tenía más personas, así no me siento tan culpable de no quedarme.
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