Había considerado no ir al gimnasio porque pasé por estambre y quería ponerme a tejer y nada más, pero cuando llegué a mi casa y me di cuenta de que era buena hora, me levanté del sillón, me cambié y me fui a la clase de pilates. Estuvo bien, difícil como siempre, con dolor de abdomen al salir y todavía me cuesta disfrutarla, pero espero que cada vez sea mejor.
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