Nada más me quedé a una clase porque me sentía muy cansada y no iba a disfrutarla, la primera me costó entrar al ritmo, entre que empezamos tarde porque el sonido no sé qué y entre que no me he acostumbrado al estilo de la instructora. Me dio algo de culpa no quedarme a la otra clase, pero ya que llegué, me sentí más tranquila y me pude relajar un poco. Creo que mi afán por quedarme a dos clases me está angustiando más que dándome gusto, así que voy a ver cómo me siento cada día, para no presionarme de más.
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