Una vez más me quedé a dos clases e hice bien, porque la segunda estuvo muy tranquis, si no hubiera hecho la primera, me hubiera arrepentido. Tenía ganas de no pensar durante dos horas y lo logré: eso de seguir los pasos de baile es complicado, muy complicado. La instructora de la clase de kick boxing sigue siendo rara, da las indicaciones muy rápido y muy juntos los movimientos, a ver cuánto tiempo tardo en acostumbrarme a su estilo.
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