Hace mucho que no me dedicaba un día a mí misma y acababa casi de una sentada un libro. Lo hice con este y no me arrepentí, me gustó, más de lo que esperaba.
Atari es una chava que ha sido criada por sus hermanos gemelos más de diez mayores, porque sus papás viven en la eterna adolescencia.
La historia setrata de que ella tome una decisión sobre su futuro, sobre irse o no irse sobre ser o no ser la eterna adolescente como sus consanguíneos y eso me llegó. Porque mis propias consanguíneas, en diversos niveles, se han negado a crecer, porque yo siempre me he etiquetado de rebelde, de que no quiero ser como ellas y a lo mejor en el fondo sí lo soy y sigo siendo la misma adolescente que se leyó en un día "La casa de los espíritus" y al día siguiente "Cien años de soledad". Y eso me da miedo. Porque es muy fácil seguir aquí con la inercia de todo, con no decidir nada y ya, que ver cómo avanzar, plantearme lo que de verdad quiero y hacerlo, dejarme de buscar (y encontrar pretextos).
Me movió cosas esta historia y supongo que por eso me gustan tanto las historias de adolescencia, de ese rito de paso que significa encontrarte, porque siento que yo, a pesar de todo, sigo sin encontrarme.
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