Antonio Malpica es uno de mis autores favoritos de literatura infantil y juvenil.
Este cuento, a pesar de no tener un destinatario específico, puede estar dirigido a los adultos y más especialmente a escritores y lectores, ya que el crimen que investiga el inspector Solana se relaciona con los libros.
En sus poco más de veinte páginas se cuenta una historia que pondría a temblar a más de un escritor de cualquier tipo: las referencias a los autores mexicanos, las editoriales y detalles del lugar donde se encontró el cuerpo, son un guiño divertido.
El estilo de la narración es ágil y sin detalles innecesarios: cada elemento que aparece en escena ayuda a crear el ambiente de miedo que va embargando a los autores. Me simpatizó la relación entre el inspector Solana y su asistente Ibáñez, aunque no interactúan mucho, se nota que su relación es de camaradería.
Una historia divertida sobre los peligros de la mala redacción.
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