La tercera parte de la saga de las Crónicas lunares nos lleva ahora sí fuera de la Tierra a conocer a Crescent Moon: una chica que lleva 7 años viviendo en un satélite para manipular las conexiones de vigilancia ocultas hacia el emperador Kaito.
Como la portada lo anuncia, en este caso el cuento de hadas clásico que se retoma es el de Rapunzel: al tener tantos años viviendo aislada, Cress no se ha cortado el cabello, por eso la relación con el personaje en su aspecto físico. En cuanto al carácter, me parece que ambas son ingenuas e inocentes, debido a la reclusión en la que han vivido.
Además de conocer a Cress, seguimos con las aventuras de Cinder, Scarlet, Wolf, Thorne e Iko, quienes deben completar el plan para impedir la boda del emperador con Levana, para evitar la guerra entre la Luna y la Tierra.
Al principio Cress me desesperaba mucho pero conforme fue conviviendo con otras personas fue dejando a un lado la timidez y empezó a confiar en sí misma.
Nuevamente es nada más un capítulo en la historia de Cinder, espero fervientemente que el desenlace valga la pena tantas páginas con personajes y más personajes nuevos.
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