Se trata de la historia de dos familias conectadas casi sin saber y cómo sus integrantes, por separado, se van enterando de esas conexiones y pueden encontrar explicaciones no solamente a hechos del pasado sino también al presente.
La forma de narrar es sencilla, los capítulos cortos y eso hace que la lectura sea fluida, que vayamos pasando las páginas casi sin notarlo y, de ese modo, la historia nos va envolviendo. Si bien hay partes que pueden llegar a ser confusas debido a los diferentes nombres que se usan para los mismos personajes, el contexto nos ayuda a identificarlos, tal vez no en su primera aparición pero sí cuando se empiezan a entretejer los destinos.
Las perspectivas en las que se presentan los desastres, tanto los naturales como el terremoto como los causados por el ser humano como la bomba atómica, nos permiten conocer detalles que no se encuentran en los libros de Historia.
Lo que más me gustó es la manera en la que se muestra el paso del tiempo tanto en los personajes como en los lugares, las conexiones que se hacen entre ellos y cómo se van descubriendo. Al inicio uno como lector piensa que la historia irá para un rumbo pero luego cambia, se van añadiendo detalles que sorprenden.
El hecho de que el libro esté dividido en cinco partes con un protagonista diferente, un lugar específico y una perspectiva especial, hacen que la información sea más completa y al finalizar la lectura tengamos una imagen entera de lo sucedido.
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