Judy Blume es la autora que conocí este año gracias a un documental en Amazon Prime en el cual no solamente se habla de sus libros sino de la manera en que sus historias han influido en diversas personas del mundo, por ejemplo, una chica que desde niña le enviaba cartas y así comenzó una amistad epistolar que continuó a lo largo de los años.
Leí tres de sus novelas más populares: Forever, It's Not the End of the World y Are You There God? It's Me, Margaret de la cual también vi la adaptación más reciente a película. Lo que tienen en común estas tres obras es que están dirigidas a un público puberto/adolescente, mientras que las dos que elegí para esta dinámica de lectura son para niños.
Esta es la segunda historia de la serie Fudge protagonizada por Sheila Tubman, la vecina de la familia Hatcher. Contrario a lo que me imaginé con las primeras páginas, esta novela no se desarrolla en Nueva York sino en Tarrytown, un pueblo a 40 kilómetros de la ciudad, en donde pasarán el verano. Todo parece ser perfecto, sin embargo, Sheila se verá enfrentada no solamente a sus miedos sino a la manera en que se presenta ante los demás.
A diferencia de Peter y Fudge, Sheila y Libby son hermanas que no se llevan bien, están buscando la atención del papá a costa de la otra y no dudan en contar las peores acciones de la otra.
Tanto la mamá como el papá muestran paciencia ante las acciones de las hermanas, actúan de la mejor manera que se les ocurre y al final logran el objetivo que perseguían con el viaje de verano.
Lo que más me gustó de esta novela es la relación que tiene Sheila con las otras niñas del pueblo: Mouse se convierte en su mejor amiga, con todo lo que eso conlleva: malos entendidos y riñas, ayuda y apoyo (cuando Sheila lo permite) y situaciones graciosas; las gemelas Sondra and Jane Van Arden si bien no son tan cercanas a ella, tienen un papel importante en la piyamada que organiza.
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