De Beatriz Osés he leído un par de sus libros protagonizados por Erik Vogler, dirigida a pubertos. Esta historia está dirigida a chicos más pequeños: Iria vive con su abuelo en un pueblo donde él es el cartero. Su trabajo está en peligro de desaparecer porque la gente ya no envía cartas. Por eso la niña junto con sus amigos decide poner en marcha un plan para evitarlo.
Aparentemente la historia es sencilla, pero la situación se va complicando cuando los amigos no saben muy bien por dónde empezar a ayudar. En un principio parece que solamente los niños están interesados en las cartas pero poco a poco los adultos también se van involucrando, tanto dentro como fuera del pueblo.
Además de la falta de cartas, el alcalde parece tener viejos asuntos sin resolver con Federico el cartero y eso también impide que quiera que se mantenga el puesto. Iria se va a involucrar, sin quererlo, en ese tema también y tendrán la oportunidad de solucionarlo.
Me gustó mucho cómo los niños se van dando cuenta de que las cartas, además de ayudarle al abuelito, cumplen con una función dentro de la comunidad. De la misma manera, los adultos encuentran motivos personales para seguir escribiendo cartas.
Una historia sobre la amistad, la solidaridad y las diferentes maneras de unir a los habitantes de un pueblo.
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