Me gustó cómo a través de los colores cada uno de los amigos fantasmas de Effie se identifican pero no solamente con ese recurso sino con la manera en la que se relacionan con ella: la ayudarán a encontrarse a sí misma, a pesar de cómo es tratada en su propia escuela.
La protagonista tiene claro lo que quiere lograr aunque no tenga el apoyo ni de sus compañeros ni de sus maestros, poco a poco irá encontrando la seguridad que necesita para mostrarse al mundo.
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