Se trata de una chica que está en la preparatoria y su gran deseo es estudiar en Cambridge: es una alumna ejemplar, representante del alumnado y cumplida, reservada e introvertida; secretamente es fan de un podcast en Youtube sobre un futuro desolado. Las circunstancias del destino la llevan a conocer al Creador y a partir de ahí su vida dará un giro que no esperaba.
Los personajes jóvenes me simpatizaron desde el principio: quienes aún no han encontrado a las personas con las que pueden compartir sus pasiones y por consecuencia sus deseos para el futuro. El momento en el que los dos se encuentran es fundamental para cada uno de ellos y sin embargo tardan en reconocerlo.
En cuanto a los adultos, casi aparecen como parte del decorado, la única que tiene mayor relevancia es la mamá de Frances: acompaña a su hija y la apoya pero no es intrusiva y nunca le dice qué tiene que hacer, más bien la ayuda a ir descubriéndolo por ella misma.
La trama en la que Aled no sabe cómo reaccionar cuando se descubre su secreto es lo que lleva al lector a querer seguir leyendo para saber si tendrá un final feliz. Lo que más me gustó fue la idea de que no es necesario ser el mejor de la clase, ir a la universidad o tener un empleo convencional sino encontrar el propio camino y seguirlo.
Una historia de amistad y de amor fraternal sobre esa etapa en la que ni uno mismo sabe quién es.
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