Una novela tremendamente moderna y adelantada a su época: se publicó por primera vez en 1899 y trata acerca de Edna Pontellier, una mujer casada que poco a poco se va transformando y alejando del estereotipo de madre y esposa.
Primero que nada: no me gustó el desenlace. Me sorprendió desagradablemente que después de la enorme evolución de la protagonista, tuviera ese final. Fuera de eso, es una novela llena de sorpresas agradables: la manera en la que somos testigos de los cambios de Edna, quien de manera tan natural se percata de que no quiere ser lo que la sociedad espera de ella.
Mi personaje favorito es Mademoiselle Reisz, una pianista que se vuelve la confidente de Edna, quien le ayuda a ver con otros ojos la situación que está atravesando y su vida en general; quien no la juzga ni la limita sino que le hace preguntas para que ella sola llegue a sus propias conclusiones.
Mi personaje odioso fue Robert Lebrun, el interés amoroso de Edna, resulta ser un hombre que en apariencia reta a la sociedad en la que vive pero que al final resulta ser tan típico como todos los demás.
Me gustó mucho cómo Edna no solamente desarrolla una independencia emocional de su familia sino que también lo empieza a hacer en lo económico y, por si eso fuera poco, con una actividad que la apasiona.
Una historia muy recomendable sobre cómo una mujer puede ser capaz de cambiar de rumbo su vida, incluso cuando parece que ya todo lo tiene resuelto.
Esta lectura es parte de la dinámica de lectura Insolente bingo violeta organizado por Stiby y Kami.
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