martes, 12 de marzo de 2019

Eat what you love, love what you eat

Desde hace varios años sigo en redes sociales a Ana Arizmendi, especialista en psicología de la alimentación. Ella ha recomendado los libros de Michelle May y cuando los encontré en Bookmate me puse a leerlos. Sin embargo, no fueron una lectura fácil, ya que me enfrentaron a muchas conductas que he llevado por varios años y que no he podido mejorar.

Los libros se basan en la idea de comer cuando de verdad tengas hambre de comida, que evalúes si es eso lo que necesitas o si es otra cosa que no es comida. Entre los muchos consejos que da está que pongas en el refri una nota: "Si no tengo hambre, lo que necesito no está aquí dentro".

Creo que eso es lo más difícil: darte cuenta de que de verdad no tienes hambre y estás usando la comida para llenar esos vacíos. A simple vista parece lo más sencillo del mundo pero si has crecido (como yo) con una abuela que sufrió de privaciones y cuya mayor muestra de amor es alimentarte, es muy difícil separar las dos cosas: el amor y la comida.

Uno de los conceptos que más me impactaron fue dejar de buscar tener el control de lo que comes y en lugar de eso, hacerte responsable de lo que comes: si quieres controlar lo que comes vas a estar cuidando porciones y calorías y en lugar de sentirte libre te vas a sentir agobiada y a la menor provocación lo vas a mandar todo al demonio. En cambio, si te haces responsable de lo que comes, puedes "permitirte" comer cualquier cosa pues serás consciente de que lo haces porque lo deseas y no por seguir un impulso descontrolado.

Otra idea es dejar de tener alimentos "prohibidos" porque son los que idealizas y a la menos oportunidad te das un atracón con ellos. En cambio, si los consumes en pequeñas cantidades de manera regular no se convertirán en ese deseo prohibido y te darás cuenta de que al tenerlos disponibles dejan de ser la gran tentación.

Aconseja seguir tu instinto, aprender a escuchar a tu cuerpo de nuevo: si te pide algo dulce o algo salado, algo crujiente, algo tibio o algo fresco. Menciona que probablemente, al salir de una dieta restrictiva (en la realidad o únicamente en tu mente) lo primero que vas a querer comer son precisamente esos alimentos prohibidos pero después te vas a dar cuenta de que también querrás comer esos alimentos etiquetados como saludables y los elegirás por puro gusto, no porque estén marcados en la dieta.

Fueron unos días de lectura muy intensos, de reflexionar, de evaluarme, de tratar de volver a conocerme. El ciclo de comer, arrepentirse, repetir, es una de las prácticas que más he seguido cuando he tratado de cuidar lo que como.

Un par de lecturas muy recomendables para quienes tenemos a la comida como más que el combustible para la vida.

Si quieren leer el primero o el segundo libro pueden usar este enlace para obtener un mes premium gratis en Bookmate.


No hay comentarios:

Publicar un comentario