Primero, tiene humor. No chistes en sí sino pequeñas frases tanto de los personajes como del narrador que no solamente aligeran el ambiente cuando empieza a irse al drama, sino también comentarios y valoraciones sobre lo que está sucediendo en la trama.
Segundo, los personajes. Hay un par de sorpresas en las formas de actuar de los rehenes, pequeños giros que cambian por completo la percepción que teníamos y resignifican las acciones previas.
Tercero, la relación entre los personajes. Más allá de los matrimonios que obviamente tienen relación, están las pequeñas conexiones que no son obvias desde el principio sino que se van entretejiendo y al final se descubren por completo.
Cuarto, la bondad de los personajes. En apariencia podemos ver quiénes serían capaces de actuar por el bien de los demás sin esperar nada a cambio pero hay un par de situaciones inesperadas que me alegraron.
Quinto, el desenlace. Desde el último tercio de la narración se empieza a construir la manera en la que los personajes terminarán pero no solamente nos cuentan sobre el día del secuestro, sino que van al futuro y cierran de manera hermosa las historias.
Sin duda el libro que recomendaría a cualquier persona que desee ver el lado positivo y terminar la lectura con una sonrisa.
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