Cambiaron al instructor y tocó el del viernes en lugar de el del miércoles y no me gustó. Por lo menos se me pasó rápido la hora, pero ese no es mi objetivo en el gimnasio, sino disfrutarlo, cosa que no sucede con tanta frecuencia como en las otras clases. Alcancé a regresar a mi casa sin mojarme, cosa que también se agradece al dios Tláloc.
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