En vista de que los horarios y los instructores en el gimnasio cambian constantemente, hoy me decidí a entrar y probar la clase de uno de los instructores de aparatos y estuvo pasable: la hice a mi ritmo y a mis posibilidades porque tampoco se trataba de caerme desmayada ni nada y la hice en un 80%. Estuvo pesada y me sirvió para activarme, además de que alimentó mi ego al aguantar más que un par de sujetos que andaban pavoneándose.
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