Salí al parque a iniciar la segunda semana de entrenamiento (sigo esperando a que abran el gimnasio) ahora son 90 segundos de trote por dos minutos de caminata. Lo sentí más pesado obviamente pero se me acaba el aire menos rápido. Además, el dios Tláloc se portó amable conmigo y no sólo me dio chance de terminar el entrenamiento, sino que también alcancé a ir a la tienda antes de que decidiera echar cubetadas de agua.
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