Esta historia, al igual que Mexican Gothic y Dioses de jade y sombra, se sitúa en el pasado de nuestro país, aunque en esta ocasión más reciente: los años noventa en la Ciudad de México. Los protagonistas son Montserrat, una editora de sonido para películas, y Tristán, un actor que ahora se dedica sobre todo al doblaje. Ambos entablarán una amistad con Abel Urueta, famoso director de cine quien ha caído fuera del gusto del público y quien les pedirá un favor muy particular.
Me gusta mucho cómo la autora entreteje la historia de sus protagonistas con la cultura pop de esa época al mencionar nombres de personas, películas, lugares y hechos que logran transportar al lector. Si bien los personajes tienen características que se podrían identificar con algunas personas, son las partes de ficción las que provocan que se quiera seguir leyendo.
Un detalle que he visto en las novelas que he leído de la autora es la costumbre que tiene de repetir constantemente los nombres de los personajes, como si los pudiéramos confundir muy fácilmente y eso a veces provoca que el ritmo se pierda en la narración.
Mi personaje favorito es Montserrat una mujer que no se adapta a los estándares de la época ni en su profesión ni en su manera de relacionarse con los demás, es fiel a lo que le gusta y sigue sus instintos, además de ser leal con sus amigos.
Me gustó cómo se presenta el misterio relacionándolo con el cine, las leyendas acerca de películas con maldiciones y cómo los protagonistas se van enredando en él. Además de la manera en la que se explica el por qué del título y su relación con lo sobrenatural.
Una historia sobre el cine, las maldiciones y lo sobrenatural.
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