Esta novela es una de las mejores de los últimos no meses, sino años: tiene de todo: intriga, drama, misterios, personajes entrañables, final satisfactorio.
Se trata de la historia de Diego, un chico que llega a vivir con su papá al Distrito Federal en 1987 al edificio Begur, en el cual vivirá una serie de experiencias que lo marcarán para siempre.
Como desde la portada nos advierten que se trata de una historia de fantasmas, uno como lector está esperando todo el tiempo que empiecen a aparecer, pero nunca me esperé la explicación de los fenómenos, definitivamente una gran trama.
Diego no está solo en estas aventuras, lo acompañan dos amigos que son no solamente leales sino con sus propias historias que nos conmueven: por un lado está Requena, un investigador de lo paranormal con toda la intención de desentrañar el misterio del funcionamiento del edificio; y por otro lado Conde, valiente y sincera, sin miedo a verse vulnerable. Los tres pertenecen a familias no tradicionales y eso, junto con las experiencias que comparten, los unirán para toda la vida.
Mi personaje favorito es Emma, nombre que se pone ella misma, amante de la novela de Jane Austen, está atravesando su tiempo canalla y los amigos llegan para darle una esperanza en esos momentos, al mismo tiempo que para demostrarle que el futuro puede ser mucho mejor de lo que nos imaginamos.
Cada que termino de leer un libro de Jaime Alfonso Sandoval me pregunto por qué no tiene más repercusión en el panorama de la literatura actual: no solamente es creativo, con tramas muy bien estructuradas y fundamentadas, llenas de detalles y niveles de interpretación, sino con un ritmo ágil en el que en lugar de que pesen las más de 500 páginas, quieras seguir leyendo mucho más.
Una lectura que no me cansaré de recomendar, justo lo que necesitaba para iniciar mi año lector.
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