Disfruté mucho con esta historia y la sufrí también. Para hacer mi comentario aviso de nuevo igual que con el segundo volumen, que tiene montones de spoilers porque de otra manera no puedo externar todo mi sentir. Tengo tanto que decir y al mismo tiempo no sé por dónde empezar, me leí los tres libros en menos de 15 días y siento que todavía estoy dentro de ese mundo, sin ganas de salir de él.
Seguimos con la historia justo donde dejamos a Lina: sufriendo por haber sido la pieza clave para que los Bromio pudieran continuar con su plan de cumplir con la profecía. Recibirá la ayuda de su familia, tanto lo umbría como la tibia y conoceremos secretos de ambos bandos.
Me gustó mucho cómo fuimos testigos de la evolución de todos los personajes, incluso los adultos. Lina en particular sufrió varias transformaciones: más allá de lo físico, tuvo que tomar decisiones frías y racionales sobre eventos que la afectaron emocionalmente.
En cuanto a los desenlaces particulares de cada personaje:
A pesar de que me hizo sufrir mucho la muerte de Benvolio, sé que fue su mejor final: perdonado y aceptado de nuevo no sólo por su familia sino por toda la sociedad umbría.
Marcia y su nueva naturaleza no me convencía pero con el transcurso de las páginas me fue ganando.
El de Vania Villaseca me conmovió más de lo que esperaba, parece que sí decía la verdad sobre su amor por Gis.
El de la tía Titania (que casi se convierte también en el de tía Lavinia) me pareció adecuado a todas las fechorías que cometió.
De Lina y Gis por supuesto que me gustó el desenlace, por un momento pensé que iba a ser trágico pero no, las cosas se fueron acomodando.
Me encantó que el autor de la trilogía sea Osric: creció tanto física como emocionalmente y eso se agradece mucho. Me hubiera gustado saber más de su amor de tibio verano.
Me gustaron también los guiños a los otros libros del autor como "El club de la salamandra" y "Fantasmas, espectros y otros trapos sucios".
Una trilogía muy recomendable por todos sus elementos dentro de ese maravilloso Mundo Umbrío.
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