martes, 3 de abril de 2018

¡Ojo! ¡Vranek parece totalmente inofensivo!

Christine Nöstlinger es una de mis autoras favoritas de toda la vida. Cuando era niña mi mamá me regaló varios de sus libros, luego en una serie anaranjada que publicaba Alfaguara conseguimos varios más. Su trilogía de Gretchen me encanta, la he leído varias veces.

En esta historia conocemos a un grupo de niños que tiene un club en el cual se reúnen por las tardes. Un día Lele, la narradora, se da cuenta de que el señor Vranek, un profesor jubilado que arrienda un cuarto en su departamento, está planeando una máquina para hacer que los niños se porten bien.

Entonces todos los miembros del club se dan a la tarea de impedirlo. Eso traerá una serie de situaciones y malentendidos que se resolverán de manera satisfactoria.

Me gustó mucho la protagonista porque es perseverante lo que no me gustó es que se deja llevar por sus primeras impresiones. Me gustó cómo hacen el trabajo en equipo los miembros del club para lograr su objetivo.

En cuanto a los adultos de  la historia, los papás de Lele son complementarios: la mamá se preocupa mucho y el papá se despreocupa, finalmente al final hacen bien su labor. Vranek, el objeto de toda la anécdota, es un personaje complejo que tiene muy claras sus intenciones.

Recomendable para lectores jóvenes pues se sentirán identificados con la protagonista. Sin embargo, sigo pensando que el mejor acercamiento a esta autora es la trilogía de Gretchen.




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