viernes, 18 de marzo de 2016

Trapos

Confieso que tenía temor de acercarme a este libro por la portada: el tema del futbol no es de mis favoritos. De todas maneras empecé a leerlo y cuando nos avisan que no es una novela, mi perspectiva cambió. Si bien el tema de la cárcel desde un inicio marca un tono triste, las intervenciones del narrador para aclarar qué sí y qué no es la historia me gustaron mucho: romper con la distancia y que el propio autor esté dentro de su obra es un gran toque.

Carlos es el personaje en torno al cual gira la historia pero no es el único protagonista, lo es también su padre, su madre, su amigo e incluso sí, el futbol. Me gustan los saltos en el tiempo para agregar suspenso a la historia, me gusta que los papás no sean meros adultos de adorno como en muchas novelas juveniles, me gusta que Carlos cambie y cambie mucho, para bien y para mal, porque eso lo hace ser más real.

Sobre el tema del futbol: sí es protagonista pero en la última cuarta parte de la novela, ya que uno como lector simpatiza tanto con los personajes, que no es molesto entrar a ese mundo del deporte, al contrario, amplía una visión más allá de lo superficial sobre los aficionados.

Creo que a muchos pubertos les puede interesar la historia, sobre todo a aquellos que nunca han salido de su burbuja de ver el futbol desde fuera de una porra.



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