Sabía que era una historia de amor poco usual, pero eso de que el marido le pida al vendedor de arte que se acueste con su esposa, es mucho. Y luego que ella se vuelva "experta" en arte de la noche a la mañana, todavía más.
No está mal escrito, entretiene y dan ganas de saber si se muere o no, pero de ahí a que sea un gran libro, pues no. De Manuel Vicent me sigo quedando con Son de mar, definitivamente.
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