Esta historia, a primera vista, es de amor entre dos chicas que se conocen por azar en el metro de Nueva York, sin embargo es mucho más que eso: trata de las dificultades en las relaciones madre-hija cuando no hay padre presente, de las expectativas familiares y cómo no siempre se pueden acoplar a los deseos personales, de las desapariciones de parientes que traen consecuencias después de muchos años y sobre viajes en el tiempo.
Confieso que no esperaba mucho de la historia y me fue sorprendiendo poco a poco hasta que estuve involucrada no solamente con el destino de las protagonistas sino también con el de sus amigos, en especial con el negocio de crepas y la idea de salvarlo.
Mis personajes favoritos son los compañeros de departamento de August pues cada uno tiene una personalidad y habilidades bien definidas con las cuales le ayudarán a resolver el dilema de Jane: tenemos por un lado a Milo quien es psíquico; Myla quien es artista plástica y Wes que se dedica a tatuar.
Me gustó cómo se unieron los dos misterios en la historia: cómo Jane llegó a la situación en la que se encuentra y lo que sucedió con el tío desaparecido de August. También me conmovió cómo mejoró la relación entre August y su mamá, tarde pero por fin lo lograron.
Una historia sobre la familia de nacimiento y por elección, sobre el amo y sobre viajes en el tiempo.
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