Cuando salí del trabajo oficinil el cielo estaba muy gris pero alcancé a llegar sin problemas al nido. Me lancé a la clase con la idea de que de regreso, me iba a empapar pero para mi buena suerte pude observar la tormenta desde mi bicicleta y luego al salir solamente tuve que sortear los gigantescos charcos.
La clase estuvo más o menos pesada, un poco más divertida por la música, pero sigo sin acostumbrarme del todo al asiento de la bicicleta.
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