Me gusta mucho el estilo de esta autora y en esta historia, donde el narrador es un amigo imaginario, mantiene el tono de adulto/niño muy bien balanceado.
Me gusta que sitúe las acciones a principios de los 80's y su salto al presente en el final, me dejó con una sonrisa.
Las alusiones a cómo eran las cosas en esa época me resultan simpáticas pero tal vez sean demasiadas.
Probablemente me siento muy cercana a la historia de Alejandra, pero en a versión masculina, así que me gustó cómo se resuelve.
Muy buen libro, para quedárselo.
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